Ni siquiera debido a lo intenso de sus instintos, el animal humano tiene licencia para pasar por encima del respeto a los demás. El animal humano es instintivo, salvaje y ama la libertad tanto propia como de los demás, ama su medio, el que le vió nacer, la naturaleza, ama la dignidad de su estirpe, ama la solidaridad y el respeto a Madre Tierra, a su cuerpo desnudo, a su alma pura y a sus congéneres. Y cualquier acto contrario a los apuntados es repudiable y reprobable.
Essis, el guerrero de Gaia.
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